domingo, 28 de noviembre de 2010

Ecuador, una llamada de atención

La asonada de un sector de la policía presenta una oportunidad para tomar conciencia de la urgente necesidad de los sectores patriotas de reorganizarse y sumar fuerzas para radicalizar el proceso de cambio antes de que sea tarde

Comencemos por dejar clara la necesidad de repudiar sin medias tintas cualquier intento por derrocar a un gobierno legal y legítimo que puso en marcha un proceso de cambios destinados a reconstruir la soberanía nacional y popular en Ecuador.

A medida que pasan los días después de la insubordinación policial y las acciones colaterales, el panorama en Ecuador se vuelve más complejo. Desde quienes –como el presidente Correa– denuncian un intento golpista, hasta aquellos que acusan la manipulación de los hechos por parte del gobierno, existe un abanico amplio de opiniones divergentes.

¿Qué hubiese ocurrido si el presidente Correa no se presentaba frente a los insubordinados, poniendo en riesgo su integridad física y el máximo cargo que ostenta? Muy probablemente la dimensión del suceso hubiese sido otra y la repercusiones mucho menores en todos los ámbitos y niveles. La escalada de los acontecimientos mucho tuvo que ver también con el hecho de que los insubordinados secuestraron al Presidente de la República sin saber qué hacer con él.

Mucho se especula sobre quiénes fueron los "cerebros" de la asonada y si los sectores oligárquicos vieron en ella la oportunidad de tomar el poder, lo cierto es que las aguas volvieron a su nivel pero siguen agitadas.

Ni con los golpistas ni con el gobierno

Curiosamente, diversas organizaciones indígenas, campesinas y políticas de izquierda tuvieron una primera reacción equívoca frente al suceso, solidarizándose con los reclamos de los policías insubordinados y criticando al gobierno al tiempo que reprobaban cualquier intento golpista.

Una vez controlada la situación, las principales organizaciones indígenas y campesinas (CONAIE, ECUARUNARI, CONFENIAE y CONAICE) emitieron una declaración conjunta cuyos párrafos sustanciales reproducimos por considerar importante la opinión de quienes poseen comprobada representatividad popular y han sido artífices en gran medida de la derrota de los últimos gobiernos neoliberales:

"Nosotros no tenemos duda que esta crisis política sea una reacción de la derecha contra la Constitución del 2008, aprobada por el voto favorable del 64% de los ecuatorianos y ecuatorianas".

Pero inmediatamente se diferencia del gobierno y la oposición al manifestar su "rechazo a la política económica y social del gobierno, y con la misma energía rechaza también las acciones de la derecha que, encubierta, forma parte de un intento de golpe de Estado".

Para estas organizaciones, la insubordinación de la Policía, más allá de sus demandas inmediatas, desnuda:

"1. Mientras el gobierno se ha dedicado exclusivamente a atacar y deslegitimar a los sectores organizados, como el movimiento indígena, los sindicatos de trabajadores, etc., no ha debilitado en lo más mínimo las estructuras de poder de la derecha, ni siquiera dentro de los aparatos del Estado.
"2. La crisis social desatada hoy día también es provocada por el carácter autoritario y la no apertura al diálogo en la elaboración de las leyes. 
"3. Frente a la crítica y movilización de las comunidades en contra de las transnacionales mineras, petroleras y agro-comerciales, el gobierno, en lugar de propiciar el diálogo responde con violenta represión.
"4. Este escenario alimenta a los sectores conservadores."
Inmediatamente señalan su rechazo "a la política económica y social del gobierno, y con la misma energía rechazamos también las acciones de la derecha que, encubierta, forma parte de un intento de golpe de Estado".

Demandan del gobierno nacional "deponer toda actitud de concesiones a la derecha. Exigimos que abandone su actitud autoritaria contra los sectores populares, a no criminalizar la protesta social y la persecución a los dirigentes; ese tipo de políticas lo único que provoca es abrir espacios a la derecha y crea escenarios de desestabilización."

Finalmente señalan que "la mejor forma de defender la democracia es impulsar una verdadera revolución que resuelva las cuestiones más urgentes y estructurales en beneficio de las mayorías."

La versión de Correa

Una vez liberado, el presidente Correa se ocupó de aclarar que los insubordinados eran una pequeña minoría entre los 42,000 policías, lo cual, lejos de tranquilizar, preocupa al comprobar que tan pocos provocaron tanto escándalo. Denunció los serios problemas de inteligencia que padece su gobierno. Se defendió de las críticas a su gestión señalando que los gobiernos progresistas como el suyo padecen la obstrucción permanente de los reaccionarios, por la derecha, y de los radicalizados, por la izquierda. Garantizó que no habrá perdón para los responsables de la asonada y que se investigará hasta las últimas consecuencias para castigar con todo el rigor de la ley a quien corresponda.

Conclusión elemental

Siendo diferentes las condiciones específicas del proceso ecuatoriano y del venezolano, la salida de la coyuntura actual es la misma para ambos gobiernos: profundizar el proceso de cambios anunciados al inicio de cada proceso.

En el caso concreto de Ecuador, dos datos relevantes parecen surgir de los acontecimientos comentados: la enorme dificultad para desmontar las estructuras de poder formal y real heredadas del sistema que se pretende reemplazar, y la distancia que existe entre el gobierno de Correa y las organizaciones populares que dieron sustento a su triunfo electoral y a la promulgación de la nueva constitución.

Lejos de pretender comparar a Rafael Correa con Lucio Gutiérrez, el primero no debería perder de vista que las organizaciones populares que lo llevaron al poder fueron las mismas que derrocaron a Gutiérrez.

Sin duda, el distanciamiento entre el gobierno y las más representativas organizaciones populares es responsabilidad de ambas partes. Resulta imprescindible que se encuentren los caminos para consolidar un frente único que consolide un proceso revolucionario, reorientando y corrigiendo lo que haya que corregir en el rumbo actual. Los sectores reaccionarios permanecen agazapados esperando la oportunidad para recuperar el poder que les fue legítimamente arrebatado. ¿Fue la asonada de un sector de la policía una de estas oportunidades? Tal vez. Cierto es que lo fue para tomar conciencia de la urgente necesidad de las patrióticas de reorganizarse y sumar fuerzas para radicalizar el proceso de cambio antes de que sea tarde.


ELABORADO POR:

NERWIN ANTONIO MORA REINOSO

C.I: 17.557.095

CRF

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